Reconocimiento de emociones, asistencias, Inteligencia artificial, Medidas antropométricas

¿Sabias que el bienestar y el aprendizaje están interconectados?
La nutrición y la gestión emocional puede afectar la forma en que los niños aprenden, el rendimiento escolar y las dificultades de comportamiento que presenten a lo largo de su infancia.
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Es tan importante contar con información oportuna que dé cuenta de la asistencia de los niños a los establecimientos educativos, su estado nutricional y socioemocional, para identificar alertas tempranas, procurar su bienestar y con base en ello potenciar su desarrollo y aprendizaje. Baloo te da esa información!
Iniciativa innovadora que utiliza la inteligencia artificial (IA) para mejorar el desarrollo integral de los niños y niñas en la primera infancia.

Conoce la descripción de las emociones

Alegria

Alegría

La alegría es una emoción que se experimenta como una sensación de bienestar, satisfacción y felicidad. En niños y niñas de 0 a 6 años, la alegría se manifiesta a través de sonrisas, risas, y comportamientos juguetones. En algunos casos, manifiestan la alegría con movimientos corporales como saltar, bailar, aplaudir, gritar, movimientos exagerados, con contacto físico con otros, con expresiones faciales como la mirada, con la imitación de los comportamientos de los adultos repitiendo gestos o palabras. Es fundamental para el desarrollo emocional, ya que fomenta el apego, la exploración y la interacción social. Tiene beneficios tanto para la salud mental, como física, disminuyendo los niveles de estrés y promover la interacción con otros.

Desde la etapa de gestación, la carga emocional de la madre influye en el estado de los niños y niñas, lo que se ve reflejado en diversos movimientos en el vientre. En los bebés, la alegría se expresa inicialmente a través de sonrisas reflejo, que luego evolucionan en sonrisas sociales alrededor de los dos meses de edad, especialmente en respuesta a la interacción con los cuidadores. A medida que los niños y las niñas crecen, la risa y los comportamientos de juego se convierten en manifestaciones más complejas de alegría. Stern (1985) estudió cómo las experiencias de alegría en la primera infancia están profundamente ligadas a la interacción afectiva con los cuidadores, contribuyendo al desarrollo de la autoestima y la confianza en sí mismos.

    Fuentes
  • Stern, D. N. (1985). The Interpersonal World of the Infant: A View from Psychoanalysis and Developmental Psychology. Basic Books.
  • Rothbart, M. K., & Bates, J. E. (2006). Temperament. In W. Damon, R. Lerner, & N. Eisenberg (Eds.), Handbook of Child Psychology: Vol. 3, Social, Emotional, and Personality Development (6th ed., pp. 99-166). Wiley.
Enfado

Enfado

El Enfado es una emoción que surge como respuesta a situaciones en las que el niño o niña percibe frustración, incomodidad, amenaza, obstáculos o cuando no se satisfacen sus necesidades, sus deseos, o no se da la respuesta esperada de manera inmediata. Es una reacción emocional normal y común en la primera infancia porque aún están desarrollando la capacidad de regular sus emociones y entender sus propios sentimientos.

Los niños y niñas suelen expresar el enfado mediante fuertes expresiones verbales o gestuales, rabietas, gritos, golpes, llanto o agresiones físicas; además, hay otros indicadores de enfado, por ejemplo, piel sonrojada, tensión muscular en el rostro y cuerpo, rechazo al contacto físico y, en algunos casos, retraimiento o aislamiento. Estas manifestaciones son comunes cuando ellos y ellas experimentan limitaciones en su autonomía o cuando sus deseos no se cumplen inmediatamente. Físicamente, también puede subir la temperatura de la cara, hacer gestos, arrugar la frente y cerrar las manos con fuerza. Denham (1998) explica que el enfado es una emoción natural y esperada en la infancia, y que aprender a regular esta emoción es un paso crucial en el desarrollo de la autorregulación. 

    Fuentes
  • Denham, S. A. (1998). Emotional Development in Young Children. Guilford Press.
  • Campos, J. J., Frankel, C. B., & Camras, L. (2004). On the nature of emotion regulation. Child Development, 75(2), 377-394.
Tristeza

Tristeza

La tristeza es una emoción clave para el desarrollo emocional de los niños y niñas, refleja una respuesta a la pérdida o a situaciones que no cumplen con las expectativas del niño. Es una emoción que motiva la búsqueda de consuelo y apoyo, además, posibilita la reflexión en relación a los eventos por lo que se atraviesa, desarrollando la resiliencia y la empatía. La tristeza también puede verse como estado natural o accidental que produce desaliento, desesperanza, pena o duelo ante una pérdida o un suceso ya esperado o de repente.

La tristeza se manifiesta a través del llanto o gestos a punto de llorar, el aislamiento, temblores en el cuerpo, la falta de energía o baja temperatura corporal, estar en shock o estar distraído, y, en algunos casos, afecta el apetito, el sueño, la energía y actividad física; incluso, pueden presentarse regresiones en los comportamientos o habilidades anteriormente desarrolladas, al igual que la búsqueda de afecto y de afirmaciones positivas. Esta emoción puede surgir, por ejemplo, cuando un niño o niña se separa de su cuidador o cuando experimenta la pérdida de un objeto querido. Thompson (1994) destaca que la capacidad para expresar y regular la tristeza en esta etapa está fuertemente influenciada por la relación con los cuidadores, quienes juegan un papel clave en enseñar a los niños cómo manejar esta emoción de manera saludable. 

    Fuentes
  • Thompson, R. A. (1994). Emotion regulation: A theme in search of definition. Monographs of the Society for Research in Child Development, 59(2-3), 25-52.
  • Cole, P. M., Martin, S. E., & Dennis, T. A. (2004). Emotion regulation as a scientific construct: Methodological challenges and directions for child development research. Child Development, 75(2), 317-333.
Miedo

Miedo

El miedo es una emoción básica que surge como respuesta a situaciones, personas o entornos que el niño percibe como amenazantes, desconocidos o peligrosos. Es una reacción adaptativa que ayuda a protegerse de posibles peligros al activar una respuesta de alerta ante lo desconocido o potencialmente dañino.

En los niños y niñas el miedo puede manifestarse mediante el llanto, evasión del estímulo, inmovilidad corporal momentánea, gritos o llamadas de auxilio, sudoración, taquicardia, pensamientos intrusivos y negativos sobre los eventos y sus consecuencias, dificultad para respirar, hormigueo o entumecimiento de las manos, cambios en el sueño, regresión en comportamientos o habilidades anteriormente adquiridas, dependencia de personas que les generen seguridad. En el cuerpo se puede sentir en el cambio de temperatura, muy frio o caliente, cambio de color de la cara, las uñas, el mentón morado, palpitaciones, temblores, presión en pecho y estómago, mareó, movimientos repetitivos, estar en alerta, quitar el sueño.
En algunos niños y niñas, el miedo puede manifestarse ante situaciones como la separación de los cuidadores, la oscuridad, ruidos fuertes, personas o situaciones desconocidas, entre otros. Bowlby (1969), en su teoría del apego, señala que el miedo es una respuesta adaptativa clave que promueve la proximidad con los cuidadores, esencial para la supervivencia en la primera infancia.

    Fuentes
  • Bowlby, J. (1969). Attachment and Loss. Basic Books.
  • Poulou, M. S. (2015). Emotional and behavioural difficulties in preschool. Educational Psychology, 35(4), 409-434.
Sorpresa

Sorpresa

la sorpresa en la primera infancia es una emoción rápida y repentina que surge como respuesta a un evento inesperado o fuera de lo común. Es una reacción natural ante algo novedoso, desconocido o que no coincide con las expectativas del niño o la niña. La sorpresa puede ser positiva, negativa o neutral, dependiendo del contexto y de la experiencia que la provoca.
La sorpresa despierta la curiosidad, motivándolo a explorar y aprender más sobre el entorno. Esta emoción es crucial para el desarrollo cognitivo, ya que promueve la adquisición de nuevas habilidades y conocimientos; además, ayuda a los niños y las niñas a adaptarse a situaciones nuevas o inesperadas. Al experimentar sorpresa, el cerebro evalúa rápidamente la novedad del estímulo, lo que les permite aprender y ajustar el comportamiento en función de esa experiencia.
La sorpresa enseña a los niños y las niñas a manejar sus emociones de manera saludable, ya que los expone a experiencias novedosas que pueden provocar otras emociones, como la alegría o el miedo. Esta exposición ayuda a desarrollar una mayor tolerancia a la incertidumbre y la novedad.

Los niños y las niñas muestran sorpresa a través de expresiones faciales exageradas como ojos y boca muy abiertos, inmovilidad momentánea y una posterior actividad física excesiva, risa nerviosa o llanto, se acelera el corazón, echarse para atrás, expectativa o búsqueda del origen del estímulo. Esta emoción es crucial para el aprendizaje, ya que motiva la curiosidad y la exploración del entorno. Izard (2009) destaca que la sorpresa en los niños y las niñas facilita la adaptación a cambios en su entorno inmediato, promoviendo la capacidad de respuesta rápida.

    Fuentes
  • Izard, C. E. (2009). Emotion theory and research: Highlights, unanswered questions, and emerging issues. Annual Review of Psychology, 60, 1-25.
  • Ekman, P., & Friesen, W. V. (1975). Unmasking the Face. Prentice-Hall.
Calma y control

Calma y control

la calma en la primera infancia es un estado emocional de tranquilidad y serenidad en el que el niño o la niña se siente seguro y relajado. Es una condición en la que el sistema nervioso está equilibrado, sin señales de estrés o agitación, lo cual le permite tener más receptividad a nuevas experiencias, aprender, explorar su entorno y relacionarse con los demás de manera positiva.
El control se refiere a la capacidad progresiva de los niños y niñas para regular su comportamiento, emociones y acciones en respuesta a sus propias necesidades, deseos, y las expectativas del entorno. Este concepto abarca tanto el autocontrol (gestión de sus propias emociones e impulsos) como el control del entorno (interacción con el mundo que los rodea para alcanzar metas o satisfacer necesidades). El control también puede concebirse como una transición externa guiada o dirigida por el adulto hacia una conciencia interna que genera autonomía e independencia en el niño o la niña, incide sobre los actos y genera respuesta automática o voluntarias ante una acción.

Manifestación de calma en los niños y niñas se fomenta a través de rutinas estables, ambientes seguros y el contacto cercano con cuidadores. Esta se puede identificar mediante una expresión y movimientos relajados, juego tranquilo, interacciones cálidas y afectuosas, y comportamiento más cooperativo. Shonkoff & Phillips (2000) argumentan que la calma es fundamental para que los niños y las niñas puedan concentrarse, aprender y desarrollarse de manera óptima. Manifestación de control emocional comienza a desarrollarse con la ayuda de los cuidadores que modelan y guían comportamientos. Se ve reflejado cuando los niños y las niñas expresan abiertamente sus emociones e implementan mecanismos propios o adquiridos para la regulación de sus emociones. Kopp (1989) señala que las primeras señales de control emocional incluyen la capacidad de esperar, compartir y seguir instrucciones simples, lo cual es fundamental para el desarrollo de la autorregulación y el éxito social futuro. 

    Fuentes
  • Shonkoff, J. P., & Phillips, D. A. (2000). From Neurons to Neighborhoods: The Science of Early Childhood Development. National Academy Press.
  • hompson, R. A. (2011). Emotion and emotion regulation: Two sides of the developing coin. Emotion Review, 3(1), 53-61.
  • Kopp, C. B. (1989). Regulation of distress and negative emotions: A developmental view. Developmental Psychology, 25(3), 343-354.
  • Thompson, R. A. (2011). Emotion and emotion regulation: Two sides of the developing coin. Emotion Review, 3(1), 53-61. 
Confusión

Confusión

Es una emoción que se presenta cuando un niño o niña enfrenta una situación que no puede comprender o procesar completamente, lo que genera una sensación de desorientación o incertidumbre. En la primera infancia, esta emoción está vinculada a situaciones en las que el niño o niña encuentra algo inesperado, nuevo o complejo, y no sabe cómo interpretarlo. La confusión es parte de un proceso de aprendizaje, pues se genera cuando los niños y niñas se encuentran ante información que desafía su comprensión de lo aprendido previamente. La confusión en los niños y niñas se puede manifestar con expresiones faciales como el fruncimiento de ceño, ojos entrecerrados o una mirada fija. También pueden mostrar señales de incomodidad, como quedarse quietos, balbucear o buscar la ayuda de un adulto para resolver lo que no comprenden. Pueden hacer preguntas repetitivas o pedir explicaciones adicionales. La confusión es normal en el desarrollo infantil y es crucial para que experimenten la resolución de problemas y la adaptación a nuevas situaciones. Este estado de incertidumbre es un punto de partida para el aprendizaje y la exploración.

    Fuentes
  • Gopnik, A. (2010). The Philosophical Baby: What Children's Minds Tell Us About Truth, Love, and the Meaning of Life. Farrar, Straus and Giroux.
  • Meltzoff, A. N., & Gopnik, A. (2015). Learning about the world: The role of imitation and direct experience in the development of knowledge. In J. M. S. H. P. M. (Ed.), Handbook of Child Psychology and Developmental Science (pp. 563-605). John Wiley & Sons, Inc.
  • Wellman, H. M. (2014). Making Minds: How Theory of Mind Develops. Oxford University Press.
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